jueves, 28 de febrero de 2008

La Universidad negocio rentable

La universidad, negocio rentable

En Chile, la educación superior se ha transformado en la gallina de los huevos de oro. Las instituciones se multiplican en forma descontrolada. Hoy hay 61 universidades y 42 institutos profesionales.

Aquellos que creen que la educación superior es, sobre todo, un servicio a la comunidad, deberían dar un vistazo al panorama chileno, donde una universidad es uno de los negocios más rentables del país.

Una cantidad indecorosa de carteles colocados en los lugares más inverosímiles, anuncios televisivos y avisos radiofónicos bombardean a los jóvenes chilenos con promesas de educación de calidad en innumerables instituciones universitarias, algunas de ellas de dudoso prestigio.

El negocio de las universidades en Chile resulta tan rentable que, desde hace unos años, se están multiplicando de forma descontrolada hasta llegar al punto de que su número per cápita es actualmente uno de los más altos del mundo.

Así, hay en Chile 5,7 universidades por cada cien mil jóvenes en edad universitaria (entre los 19 y los 26 años), más de cuatro veces que en otros países más desarrollados, como Francia y España, donde este índice se sitúa alrededor de 1,4.

Esta sorprendente diferencia se dispara aun mucho más –y llega hasta 19,3– si tenemos en cuenta la gran cantidad de institutos profesionales y centros de formación técnica que existen en Chile, como otras alternativas para los jóvenes que aspiran a la educación superior.

En 1980 no existían en Chile más que ocho universidades más o menos homologadas. Actualmente, el sistema de educación superior chileno ha cambiado de manera alarmante y está configurado por 61 universidades, 42 institutos profesionales y 105 centros de formación técnica.

Este espectacular crecimiento encuentra su origen en la reforma educativa impulsada por el régimen de Augusto Pinochet a partir de 1981, que abrió las puertas a la creación de múltiples instituciones privadas.

Además, antes de dicha reforma, el Estado financiaba el cien por ciento de los costos de las universidades, pero los economistas del régimen, aleccionados en la escuela de Chicago, consideraron que debían convertirse en empresas eficaces, autofinanciadas y competitivas.

Así se produjo el desmantelamiento de la universidad tradicional pública y la instauración de un sistema neoliberal que introdujo una educación superior mercantilizada y elitista.

De esta manera, las universidades privadas empezaron a multiplicarse y las públicas empezaron a cobrar unos gastos de matrícula tan abusivos que actualmente, en muchos de los casos, resulta igual de caro estudiar en un centro público que en uno privado.

Para afrontar estos gastos, los estudiantes disponen de un sistema de créditos que, en la mayoría de los casos, provoca que el alumno, durante los cuatro o cinco años que permanece en la universidad, adquiera una deuda que lo comprometerá durante diez o quince años más.

Así pues, la vertiginosa e incontrolada expansión de las universidades, que algunos consideran que sirvió para universalizar la educación superior y cubrir la creciente demanda proveniente de los sectores menos pudientes, caminó en sentido contrario.

Asimismo, se produjo una masificación de la matrícula y, según datos del Consejo de Educación Superior de Chile, la matrícula total que en 1980 ascendía a 118.978 alumnos, aumentó a 376.681 en 1997 y el pasado 2006 se situó en 615.421. Esto significa un espectacular crecimiento del 517% en quince años.

Fuente: Diario UNO

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